Muchas veces nos encontramos en diversas situaciones complicadas o con problemas que ocupan demasiado tiempo en nuestra cabeza, porque vivimos agobiados dándole vuelta al problema y no nos dedicamos a encontrarle una solución. Por ello, deseamos aportarles importantes consejos que obtuvimos derivado de una conversación con Lorena Bin de Gálvez, experta en Neuromarketing y Neurociencia, durante el Décimo Congreso de Mujeres Líderes Guatemaltecas, organizado por la Cámara de Comercio de Guatemala.
El 100% de la situaciones tienen una solución, sin embargo el 90% de ellas primero nos atemorizan. Así se han identificado 5 emociones básicas en Neurociencia que se logran clasificar en: miedo, amor, enojo, tristeza y alegría.
Nuestro cerebro está pensado y conectado siempre con el miedo, porque es una emoción primaria y de sobrevivencia, entonces a veces se siente miedo de lo que no es. Siempre es una decisión aceptar nuestra realidad y este es el primer paso y lo que nos lleva a la acción. La solución al problema viene cuando hacemos un plan y se ven las partes prioritarias y las no negociables, además que se establece el tiempo para darle solución a éste.
Algo importante y que debemos identificar es que al miedo le encantan las rutinas, porque se gasta menos energía y se preserva la vida, pero esto es instintivo, entonces al realizar algo nuevo puede resultar un gran consumo de energía para nuestra mente y emociones. Por ello, es importante cuestionarse, ¿Qué me provoca el miedo? ¿Pero es miedo real? Las respuestas siempre las tenemos nosotros. Debemos enfrentarlo porque al final merma nuestra salud y la creatividad. Por ejemplo, las mejores ideas y la creatividad se logran cuando se tiene paz mental y se aíslan de los problemas.
El miedo es sano y necesario porque nos lleva a cambiar de estado si lo podemos usar a nuestro favor, pero si lo usamos en contra nos puede paralizar y seguimos en ese estado de no querer conocer o asumir la realidad y con más complicación y angustia. Cambiar nos puede llevar a una realidad diferente. Una de las grandes soluciones puede ser aprender a decir que NO, cuando se dimensiona la realidad, ya que no se puede hacer de todo al mismo tiempo y eso libera y permite hacer más cosas y alinear las prioridades a la visión personal.
Estos son algunos de los consejos que se pueden aplicar para pasar del nivel de angustia al nivel de solución.